El vínculo con la tecnología se ha vuelto indispensable.. Ha cambiado para siempre la experiencia de comer del consumidor. Ha transformado la manera en que vivimos, elegimos y compramos nuestros alimentos favoritos. Con la practicidad e inmediatez que ofrecen los servicios digitales en un solo clic o a través de un código QR se pueden disfrutar experiencias culinarias en todo momento y lugar. A través de canales digitales como teléfonos móviles, redes sociales y apps se puede disfrutar de servicios como entregas a domicilio, compras en línea, y experiencias de realidad aumentada, entre otros, que los pasteleros y negocios industriales tienen que adoptar para ser relevantes en el mundo digital.
Aventuras gastronómicas. Los consumidores recurren frecuentemente a alimentos que les recuerden a su infancia para sentirse cómodos en momentos difíciles. Los consumidores jóvenes de hoy en día se reencuentran con la tradición dándole una vuelta. Buscan ampliar sus fronteras gastronómicas y explorar nuevos territorios añadiendo ingredientes exóticos y disruptivos para potenciar sus recuerdos nostálgicos con nuevas experiencias de sabor. Para ganarse a los consumidores de hoy, el desafío se plantea en fusionar lo nuevo con lo tradicional, para innovar con los clásicos de siempre.
La felicidad en cada bocado. Con el creciente énfasis en el bienestar y salud mental, los consumidores han cambiado su percepción de los productos dulces. Disfrutar de un postre ha pasado de ser “algo por lo que me siento culpable” ” a “algo que me hace sentir bien”, convirtiéndose en parte esencial de un estilo de vida equilibrado. Al introducir nuevos conceptos, se tiene que apelar a la creciente aceptación y demanda de los consumidores por sus caprichos cotidianos, con tentadoras opciones de tamaño pequeño o en porción individual.
La importancia de la salud. Hoy en día los consumidores se interesan mucho por cuidar de su salud. Son más conscientes de cómo sus elecciones impactan su salud personal, su comunidad y el planeta. Buscan autenticidad y quieren tener un efecto positivo en el mundo.
Buscan adquirir productos saludables, nutritivos, con menos azúcar y, en ocasiones, sin ingredientes no saludables. Los consumidores valoran a las marcas y establecimientos que apoyan las causas que les importan y se sienten bien respaldándolas con su dinero.